A una semana del deceso de Mirta Müller, el recuerdo de Matilde Arias: «Vivió sin pausa, tratando de disfrutar cada momento»
Hoy hace una semana del fallecimiento de la querida y respetada docente, Mirta Alejandra Müller, que el 11 de mayo iba a cumplir 59 años de edad. Logró una impecable carrera como docente, luego como inspectora de inicial (jardín), cargo que la acompañó hasta su jubilación.
Vale resaltar, que hasta su partida, y a pesar de las complicaciones en su Salud, se desempeñaba, con el compromiso que la caracterizaba, como consejera escolar.
Matilde Arias, una de sus mejores amigas y compañeras de trabajo, le dedicó sentidas palabras. Lo hizo a pedido de este medio, y en el marco del Día Internacional de la Mujer (que se conmemoró ayer).
La ex directora de la escuela N°16 Vicente López y Planes, que también alcanzó el cargo de inspectora, nos pidió paciencia ya que aún se encuentra muy movilizada emocionalmente, algo que por cierto impactó no solo a la comunidad educativa, también al resto de la población. Dijo que fue como una hermana.
Mirta Müller dejó, sin lugar a dudas, un recuerdo marcado a fuego en cada institución y colega con quien compartió su amada profesión. Quienes la conocieron se refirieron a ella como buena madre y esposa, buena persona y amiga; resaltaron su atrapante carisma, humildad y empatía.
“Fede (Parra) trataré de escribirte algo. Estoy muy triste. Podría decirte mucho sobre ella, pero escribo y lloro”, respondió a través de un audio Arias, ayer por la tarde, totalmente desconsolada.
“Nuestra amistad inició siendo Inspectoras en 2005, se fortaleció en el tiempo y trascendió lo laboral. Era mi amiga, mi confidente, nos apoyábamos mutuamente.
Mirta fue católica y practicante, la Oración fue el sustento en momentos complicados de su vida”, inicia su escrito.
«Mi reconocimiento a una gran MUJER, ella es Mirta Müller; quien partió demasiado pronto dejándonos su impronta. Modelo de mujer, digno de imitar.
Todo en su vida estaba perfectamente organizado: su hogar, su profesión, que fue muy intensa por cierto. Estudiosa, inteligente, hábil y rápida para resolver situaciones, buscando siempre la mejor alternativa con rectitud, lealtad y respeto.
En las múltiples funciones que desempeñó dejó una huella que la distingue. Trasmitió hábilmente sus conocimientos y difundió prácticas innovadoras y actualizadas para las infancias de este siglo.
Pensaba todo lo trascendente de la vida, convencida de que lo único que se llevaría era lo vivido y vivió sin pausa, tratando de disfrutar cada momento.
Emprendió en paz un viaje, como le gustaba, pero esta vez, interminable. Nos volveremos a encontrar y espero que así sea», cerró Matilde.