A 2 años de «la Masacre de Monte»: el testimonio de Susana Ríos y de Rocío
Susana Ríos, la mamá de Gonzalo Domínguez (14) -una de las cuatro víctimas fatales-, y Rocío Quagliarello -sobreviviente- dialogaron con el portal de noticias Infobae.com
“No me quiero olvidar de su voz. A veces pongo los audios por el miedo ese, a olvidarme de su voz. A la noche siento su olorcito a su cuerpo.
Una madre cuando pierde un hijo, ese dolor no se cura más. No tiene remedio”, expresó Susana, entre lágrimas.
“Nadie me avisó nada, de la una y media que sabían todos que estaba Gonzalo ahí (en el hospital), todos me conocían y lo conocían a él. Él no tenía identificación igualmente, pero estaban los padres de los otros chicos ahí y sabían que Gonzalo estaba fallecido”.
“Ahí llegó la peor parte cuando ya entré, desesperada. Me dicen: ‘señora hay un cuerpo sin reconocer, si usted se anima. Sola yo. Y le digo sí. Entonces cuando entro estaban los cuatro cuerpos, y le pedí que destaparan los piecitos que con eso yo ya lo iba a reconocer”, narró sobre aquella madrugada.
“Los mandaron a matar, y sé bien qué policía los mandó a matar, para mí”. Como ellos iban filmando, los nenes iban jugando, divirtiéndose entre ellos, pasaron por un lugar, donde se ve que era peligroso, y pensaron que les estaban sacando fotos o algo, y ahí los mandaron: bájenlos”, sentenció la mamá de Gonzalo.
“Para mí hubo un auto particular que los chocó, o un patrullero”, remarcó Ríos.
“Prisión perpetua, no se merecen nada. Porque lo que hicieron, lo hicieron con mucha alevosía”, el deseo de Susana.
Rocío, por su parte, comentó que “esa noche yo estaba con Cami y fuimos a la plaza, y estábamos sentadas en un banco, ahí en la esquina enfrente a la Municipalidad. Y frenaron ellos en el auto, no me acuerdo si se le había frenado o frenaron”, inicia la entrevista.
“Bajaron Danilo y Gonzalo a saludarnos y nos invitaron para ir a dar una vuelta. Con Cami no queríamos pero nos convencieron, con Cami no lo conocíamos a Aníbal, pero bueno, los chicos nos convencieron, nos dijeron que era de confianza y fuimos a dar unas vueltas”, continúa diciendo la única sobreviviente.